MITOS Y LEYENDAS BOGOTANAS, Javie Ocampo.
OCAMPO, javier. Mitos y leyendas
bogotanas.
Los mitos se consideran en muchos
casos, las primeras manifestaciones literarias que han llegado hasta nosotros
de los diferentes pueblos primitivos, en momentos en que el hombre captaba la
realidad en términos simbólicos, místicos, poéticos, para darle expresión a las
impresiones e intuiciones que yacen en el sustrato de la cultura. Hay quienes
hablan de una edad mitopoética, como un estadio primitivo de la humanidad del
que podo a poco se ha ido liberando el hombre a medida que avanza en el proceso
civilizador. Sin embargo, si uno mira
los grandes mitos de las diferentes culturas, sorprende el nivel artístico y
humano, reflejo de una madurez para captar los eternos problemas del hombre,
cuyas respuestas muchas veces no han sido superadas en tiempos posteriores a
pesar del constante progreso material.
El material mítico, por ser parte de una tradición lejana, está lleno,
además de sus significados misteriosos originales, de una extraña riqueza de
asociaciones acumuladas con el tiempo: de ahí su utilidad para despertar la
imaginación poética; pensemos en Dante, con su visión del cielo y del infierno,
en Goethe que recorre las regiones infernales de la antigüedad griega, o en
Wagner quien apeló a todo el cuerpo del mito nórdico. Así, como fuente de metáforas, se encuentra
ligado al proceso de la creación artística cuyas obras se convierten a su vez
en fuente de nuevos mitos.
Pero en el pasado su importancia
va mucho más allá, para ser explicación del origen de las cosas y de los
fenómenos naturales, o muchas veces, para resaltar algunos hechos del acontecer
cotidiano con características legendarias, lo que permite acercarnos a ciertas
configuraciones históricas. Así, dentro del mundo prehispánico, el mundo espiritual
de los muiscas o chibchas, antiguos pobladores del Altiplano cundiboyacense, es
de importancia vital para fortalecer la identidad de los bogotanos, lo cual en
su esencia es la afirmación de su ontología o razón de ser, en sus relaciones
con el Departamentoo de Cundinamarca, la nación colombiana, Latinomérica y el
mundo.
Estos mitos se manifiestan en
dioses tutelares y
personificaciones de las fuerzas naturales que gobiernan la vida de los pueblos
y los campos, según las crencias y tradiciones que se han transmitido de
generación en generación, como se puede verse gracias a esta recopilación de “Mitos y Leyendas de
....hecha por Javier Ocampo López.
Unos son muy representativos de su religión,
como por ejemplo, el de los dioses creadores Chiminigagua, el ser supremo; Suha
(sol) y Chía (luna) o Bachué (la madre del pueblo chibcha), que encarnan los
acontecimientos que han tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo
fabuloso de los comienzos, al surgir de la oscuridad del espacio, en la noche
del infinito gracias al hálito bondadoso y universal de Chiminigagua, quien al
querer difundir la luz por todo el universo, lanzó grandes aves negras al
espacio que esparcieron la geografía luminosa del cosmos al expeler su aliento
o aire por los picos. Desde entonces, se
consagraron a las deidades del Sol y la
Luna, como benefactoras del hombre y de la tierra que
adoraban en templos como los de Guatavita, Bacatá, Guachetá y especialmente
Sogamoso o "Roma de los Chibchas", en donde se sacrificaban a los
“moxas” ( niños de doce años, a quienes se les sacaba el corazón como una
ofrenda sagrada al sol). El mito de la
luna, relacionada con la fecundidad y fertilidad de la tierra, está muy ligada
al matriarcado que se reflejó en la organización social chibcha que seguía una
estricta línea matrilineal en la sucesión del cacicato y el mito de la Madre Tierra,
está representado en Bachué como la
gestora de los hombres quien al sacar de sí a un niño de tres años,
posteriormente se casó con él para
poblar la tierra, hasta culminar su misión en la laguna de Iguaque. Los indios de los cacicatos del zipa de
Bacatá, del zaque de Tunja y demás cacicatos chibchas adoraban a esta diosa,
algo común en los pueblos americanos.
Otros mitos se refieren a los dioses
civilizadores, que enseñaron a los hombres los fundamentos de la vida
espiritual y material: Chibchacum, dios
protector, quien al ver la degeneración de su pueblo, resolvió castigarlos con
un espantoso diluvio que inundó la sabana, pero una vez restablecido el orden,
arrojó la vara de oro hacia el Tequendama y abrió las peñas por donde ahora
pasa el río y forma el Salto del Tequendama; Huitaca, Nencatacoa, Chaquén,
cuchavita. Los mitos de los caciques fueron recordados en la historia de los
chibchas, en especial, el zipa Nemequeme, el legislador, el cacique de
Guatavita con la leyenda de El Dorado, tesoro escondido por los indígenas en la
cordillera de los Chíos, ante la amenaza y avaricia de los conquistadores
Estas leyendas son narraciones o relatos fantásticos apoyados
generalmente en la historia , es decir que ocurren en el tiempo y en el
espacio, como la leyenda de las esmeraldas de Muzo, en donde se hallana la
“gota de aceite”, la más grande y rica del cerro Itoco, que le dio renombre a
su dueña, la cacica Furatena, el “venado de oro” escondido en alguna cueva de
los cerros de Santafé de Bogotá y tantos otros.
Durante la Colonia y la Republica éstas leyendas se vuelven históricas
que tratan diferentes temas de interés por sus rasgos legendarios, cuyos
personajes son de carisma heroico, cuyos acots tienen un fundamento que está
entre los histórico y sobrenatural.
Señalamos el tesoro del zipa, el emplazado, la leyenda del Virrey Solis,
el tiempo del ruido, el espeluco de las aguas, la maldición del Padre Margallo,
la leyenda del doctor Russi, las leyendas de las casa y calles de Santafé y las
leyendas de la Sabana
de Bogotá, entre otras.
Por ejemplo, el gobernador del Nuevo Reino de Granada , Francisco Sande, era
llamado "doctor sangre" por su carácter fuerte y crueldad, y que fue
acusado de soborno por el Visitador Andrés Salierna (en aquella época los
visitadores hacían los llamados "Juicios de residencia" a los
presidentes, virreyes y demás funcionarios de alto rango administrativo); dicen
que al sentirse herido en su dignidad, lo citó para dentro de nueve días ante
el Tribunal de Dios, lo cual se cumplió con exactitud. O el caso de una mujer soberbia que al
considerar que su cabellera no igualaba a la de la Virgen de las Aguas,
provocó la ira divina y sus cabellos se trocaron en serpientes que brotaban de
su cabeza, como la Medusa
griega provocándole la muerte, como puede verse en el lienzo que mucho tiempo
fue exhibido en la Iglesia
del nombre de la virgen. . Como también sabemos de numerosas brujas,
como Juana García que llenan de anécdotas la vida santafereña por sus artes
adivinatorias, con las que podía revelar infidelidades amatorias consiguiendo
las propias evidencias de la misma, gracias a sus pactos con el demonio; así se
supo de la vida licenciosa del Virrey Solis y sus amores con doña María Lugarda
Ospina apodada la ¨Marichuela¨, de la que tuvo que presenciar su propia
entierro, lo cual hizo que el Virrey terminara vistiendo el humilde hábito de
San Francisco.
Pero también diversos fenómenos asombraron a
sus gentes, siendo fuente de la imaginería popular, como el ruido subterráneo
que se sintió el día nueve de marzo de 1687, pues fue más recio que el
estallido de un cañón en forma continua y mucho más que el trueno inmenso cuyo
olor a azufre era señal sobrenatural de la presencia del demonio; de ahí
proviene la costumbre, cada nueve de marzo, de descubrir en las Iglesias el
Santísimo Sacramento hasta la hora en que ocurrió el ruido
En cambio,
hay que leyendas enmarcan la imaginación fantástica de las gentes asociadas a
la manifestación de fuerzas desconocidas y adquieren un nivel simbólico
moralizante. Aquí encontraremos algunas tan insólitas como pintorescas, como El
farol del puente de Lesmes, el carro furioso, la mula herrada, el verde
demonio, el fantasma del doctor Russi, a las que acompañan la relación de
sitios de peregrinación con sus vírgenes y santos que forman parte de la
historia de importantes lugares. Así,
con este panorama, vamos conociendo la historia de calles y puentes, plazas y
haciendas y casas importantes como la Hacienda Yerbabuena,
en la que hoy funciona el Instituto Caro y Cuervo, hoy uno de los centros de
investigación lingüística más importantes de iberoamérica.
Así, con este libro, se nos presenta un
panorama de los mitos chibchas, las leyendas de Bogotá y los pueblos y las
haciendas de la Sabana
que están relacionadas con el Distrito Capital: Bosa, Engativà, Fontibón, Suba,
Usaquén y Usme, y además los municipios cercanos de Soacha, Mosquera, Cota,
Funza, Chía, La Calera
y otros, dándonos a conocer el mundo legendario de los bogotanos que reflejan
su mentalidad colectiva, en un aspecto letrado de la cultura popular, lo cual
es de gran utilidad pedagógica
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