LAS MARAVILLAS DE BOGOTÁ
REDESCUBRIR SUS MARAVILLAS
Un itinerario para todos los gustos
Sigo enamorada de mi ciudad
Bogotá, la capital de Colombia donde sus numerosos habitantes –más de 8.OOO
millones provenientes de todas partes- pueden disfrutar sus maravillas. Sin ser
“cachaca”, el estilo de su gente educada es inmejorable. Buenos
conversadores. Pero cuando uno llega al
centro, el contraste de sus cielos abiertos y rascacielos con el marco de los
cerros de Monserrate y Guadalupe es inmejorable, hasta llegar al centro
histórico de La Candelaria con sus calles de adoquines, el Teatro Colón (de
estilo neoclásico), la Iglesia de San Francisco del siglo XVII (barroca) y sus
Museos. Hay vida cultural permanente.
Para calmar el frío
No importa si llueve o no.
Caminando uno se encuentra con restaurantes tradicionales donde se pueden
disfrutar los platos más típicos, como en la carrera 10ª con calle 26,
la Casa vieja San Diego con más de 47 años de antigüedad. Allí el chef escocés Kendo Mac Donald expresó
que había probado “El mejor ajiaco
santafereño” quedando desde entonces así su nombre. Esta crema a base de
papa amarilla, blanca y pastusa, más arracacha, pollo desmenuzado, mazorca
tierna, crema de leche y alcaparras, se acompaña con arroz blanco y aguacate. Es lo mejor para calmar el frío. Pero si
subo por la calle 11 con 6ª, está La
Puerta Falsa, fundado en 1816 -el más antiguo de Colombia- donde se consigue un
“tamal” sui generis (envuelto en
hojas de plátano): mezcla de arroz en masa y harina de maíz, que trae pollo,
arveja, zanahoria, tocineta y especias. Se acompaña con chocolate. El
equilibrio de salado-dulce causó la admiración del afamado chef Anthony Bourdain,
quien falleció hace poco. Pero bajando por la calle 12B hacia la carrera 1ª dentro
de un ambiente bohemio me encuentro con el Gato Gris, cerca al chorro de
Quevedo. Allí sirven la popular “changua”
(vocablo chibcha) con huevo, que es una sopa que se acostumbra a tomar al
desayuno.
Salpicado de humor
No sabía que el “puchero santafereño” estaba en vías de
extinción pues el dicho de no haga pucheros,
sigue siendo común entre nosotros. Este sudado de tres carnes (cerdo, pollo y
res) papa, yuca y plátano verde acompañado de mazorca se sirve con hogao dentro de cacerolas de tradición
andaluza. Lo encontré en La Enramada en el 7 de agosto. Pero al verme sin
pesitos, me acordé de las empanadas
(típico rebusque) que se consiguen en las tienditas, y que en Las Margaritas de
la calle 62 con 7ª, desde hace 111 años conservan su sabor típico bogotano:
crocantes, rellenas de carne, especies y papa. Su ají casero y el guacamole, mi
hicieron llorar de felicidad.
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