EL MUNDO POSIBLE DEL SUEÑO/Un libro sobre la poesía de Fernando Charry Lara

 El mundo posible del sueño/La poesía de Fernando Charry Lara. Bogotá, ediciones "Capote Azul", 2007 (99 p.)






(Prólogo del poeta colombiana jaime García Maffla).

Que “EL MUNDO POSIBLE DEL SUEÑO” sea hoy entregado a la estampa, obedece al signo de dos sendas, afectiva la una, y académica la otra. Es el oficio de Nelly Rocío Amaya Méndez, vuelto disciplina y ritual. Versa acerca de la obra poética completa de Fernando Charry Lara, quien nos dejó también el sentido de la crítica como creación.
He tocado en el párrafo anterior, un motivo de gratitud o deuda ilímites hacia el poeta que hizo plenamente consciente para Colombia el concepto de MODERNIDAD. Formó Charry Lara parte de la que hoy conocemos como “generación de Mito”, gracias a la cual más que renovarse, se inauguró la labor intelectual contemporánea en Colombia. Caminó el poeta, a cuya obra nos acerca la autora, al lado de figuras como Danilo Cruz Vélez, Hernando Valencia Goelkel, Ramón de Zubiriría o Jorge Gaitán Durán.
Pero como en excurso, en estas páginas la poesía habla para el estrato rítmico de las palabras. La palabra poética se hace eco de la entonación lírica más esencial. Su desarrollo, más académico que científico, llevará al lector a términos no especializados sino quintaesenciados. De ellos, dos: ensoñación y evocación. ¿Cuánta preparación fue necesaria para el dibujo final este tapiz que nos entrega aquí su autora?
En nuestro propio suelo, tuvo Charry Lara contacto con figuras como Luis Cardoza y Aragón, por quien con el surrealismo, le fue dado abrirse al universo de lo inconsciente. Influencia muy próxima fue Eduardo Carranza y nacido en el mismo año, el mexicano Octavio Paz, con quien deslindó en forma única dos ámbitos: Modernidad y Modernismo. En cuanto a éste último, él mismo se situó en la tradición de José Asunción Silva.
Valioso e intenso en especial es el concepto de Obra que dejaron con transparencia impar en la de Fernando Charry Lara dos poetas españoles: Luis Cernuda y Jorge Guillén. Hay un pasaje autobiográfico –tan esquivo como fue Charry Lara a esta dimensión- en el cual refiere que su primer contacto con una figura viva de la poesía fue el que tuvo con José Eustasio Rivera. Luego vinieron, Aurelio Arturo y ese otro poeta de la generación del 27, Pedro Salinas.
Todo se dio tanto en un “aquí” como en un “ahora” respecto de los cuales, no podemos evitar aludir la profesión de abogado de Charry Lara, la cual, hasta sus años primeros de universidad, era la sola opción que tenía un hombre que amaba las letras. Lo anterior, dio al poeta una muy personal versión del ser humano, y dentro de ello, un casi trivial suceso: la muerte. ¿Por qué trivial? Porque ya la había vivido en el sueño. Y en la muerte, lo lírico.
Por otra parte, Fernando Charry Lara hizo muy clara la diferencia entre poesía y literatura. Por esta diferencia, al final de sus años, se entregó con especial fervor al estudio de la poesía de César Vallejo. Y de los poetas nuestros, a esa figura que fue recuperada por su generación: Hernando Domínguez Camargo. La Tradición de Silva es becqueriana, y por Gustavo Adolfo Bécquer asumimos lo femenino quintaesencia de la creación del universo.
Poesía, prosa poética, crítica como experiencia poética, lectura del poema como vivencia trascendente, fueron, a mi parecer, los puntos cardinales que con mayor convicción entregó Charry Lara a sus alumnos, uno de los cuales es la autora de este libro.  En sus páginas, el lector encontrará superpuesto el conocimiento racional y la sensibilidad, la intuición poética y el saber de la vida. ¿Qué le entrega la academia a un lector de poesía, o cuál saber tiene un lector de poesía inalcanzable para un académico?
Otro signo es el de la relación personal en vida y creación poética de Nelly Rocío Amaya con el mismo Fernando Charry Lara.  Y podría decirse que es allí donde sale a luz otra dimensión esencial entre ambos: la música. Doy fe de que el primer acercamiento de la autora a la obra que aquí estudia, se debió a su fascinación con la música secreta de su verso. Poesía es armonía, armonía es melodía, por la cual llegan hasta nosotros los contenidos esenciales, no del silencio ya, sino de todo cuanto es silencioso.
Por lo demás, es un claro testimonio de oficio crítico y meditativo de su autora, quien por otra parte, asimiló las pautas de investigación literaria en las aulas del Instituto Caro y Cuervo, como ya lo había hecho en otras tradiciones de altos estudios. Es, pues este, un hito de académica, que avala su trayectoria profesional, aún tocando la clásica distancia entre el saber magistral y el transmitir pedagógico que ha sido planteada en las aulas de post-grado de las universidades europeas.
Doy por colofón la constancia del rigor no analítico sino sintético –como ha querido Nelly Rocío Amaya- quien venía del estudio de la música y el violonchelo, y ahora está, al lado nuestro, sus lectores, en la poesía y el canto.                               
JAIME GARCÍA MAFFLA


TABLA DE CONTENIDO:

Introducción 
Capítulo I . El discurso poético
Capítulo 2. Las márgenes históricas
Capítulo 3. El pensamiento poético de Charry Lara 
Capítulo 4. El mundo posible del sueño
4.1 El mundo poético de Charry Lara
4.2 El cuerpo como figura y acontecimiento de sentido.
4.3 El destino como ensoñación
Capítulo 5. La forma del deseo
Capítulo 6. El lenguaje poético de Charry Lara
Bibliografía


http://files.rociamaya.webnode.com/system_preview_detail_200000084-6c4986d43c/PortadaLibro.jpg

Comentarios

Entradas populares de este blog

QUE LA MUERTE ESPERE, Germán Castro Caycedo

DERECHO PRECOLOMBINO, Otto Morales Benítez

EL VENDEDOR DE MÚSICA, Mauricio Botero Montoya