FERNANDO SOTO APARICIO

FERNANDO SOTO APARICIO

Uno de los más prolíficos escritores de Colombia

Acompañado de sus personajes de ficción murió el maestro Fernando Soto Aparicio

Fernando Soto Aparicio, quien murió este 2 de mayo en su casa de Bogotá, no paró de escribir y de reflexionar sobre una realidad contradictoria y convulsa para relatar sobre los conflictos históricos y sociales.
Por: Nelly Rocío Amaya Méndez
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Acompañado de sus personajes de ficción murió el maestro Fernando Soto Aparicio
Oriundo de Socha pero criado en Santa Rosa de Viterbo (Boyacá), había nacido el 11 de octubre de 1933 hasta que este 2 de mayo se encontró finalmente con la muerte después de una penosa enfermedad que alejó de su actividad académica mas no de la escritura, su verdadera vocación que descubrió a temprana edad, dejando de lado toda formación académica que no impidió que recibiera siete doctorados Honoris Causa. Pues en la biblioteca de su padre encontraría todo lo que necesitaba para alimentar su espíritu, leyendo a Alejandro Dumas o Julio Verne, o adentrándose en los dramas humanos de la mano de Víctor Hugo (Los Miserables) o de los naturalistas franceses como Eugenio Sue, Stendhal, Gustavo Flaubert o Honoré de Balzac, entre tantos otros autores.

Y no paró de escribir. Fue el autor de 72 obras entre los más variados géneros: narrativa, cuento, ensayo, poesía, además de artículos periodísticos, columnas de opinión y guiones para televisión. ¿Y, acaso, un autor tan prolífico, no sería acreedor de un nobel de literatura? Así lo pensaba el autor en tono quejumbroso, quien a pesar de todo, siguió reflexionando sobre una realidad contradictoria y convulsa para relatar los conflictos históricos y sociales que nos acompañan dentro de una línea realista no exenta de imaginación que denuncia nuestros propios males y los del hombre que se ve afectado en sus aspiraciones más legítimas y humanas. Así recordamos la obra con la que lograra su consagración definitiva (La rebelión de la ratas de 1962), relato del drama de un campesino que padece la explotación de las condiciones de trabajo de una mina de carbón y que muere trágicamente intentando formar un sindicato, una obra posterior a Los bienaventurados (1960) que publicó en España. A partir de allí vendría una lista incansable: Mientras llueve (1966), El espejo sombrío (1967), Viajes del pasado (1970), Solamente la vida (2ª. Ed. 2013), Después empezará la madrugada (1997), La última guerra de los sexos (2000), Proceso a un ángel (2003), La noche del girasol (2004), El hombre creó a Dios” y “Bendita sea tu pureza” (1998), La sed del agua (2015), etcétera, además de su último testimonio en Bitácora del Agonizante (2015).  

Además podríamos decir que vivía sus novelas, buscando las experiencias que le permitiera observar todas las dimensiones de la vida para comprender el drama humano y social vivido en los diferentes escenarios o escuchando las voces susurrantes de las mujeres –más de trescientas- que sacó del anonimato para hacerlas heroínas o mártires y que convirtió en símbolos de todos los pecados y virtudes, pero que tanto valoró como materia de su ficción: “Las mujeres que iluminaron los pasos de mi vida, son las mismas que están acompañándome en los pasos difíciles de mi agonía. Esas mujeres son centenares, y bien en las páginas de mis libros. Desde ese lugar privilegiado, a donde no llega el olvido, han alumbrado los rincones más oscuros de millones de lectores, se han compenetrado con ellos, se han incorporado a la realidad de la ficción, que es más trascendental que la realidad de lo cotidiano” (palabras de presentación de su última novela-2015).

Por todo esto sería importante recomendar la lectura de este gran maestro en los planteles educativos, siendo su obra ya de por sí importante al recibir importantes reconocimientos como el premio Selecciones Lengua Española en 1961 (“La Rebelión de las Ratas”), Premio Nova Navis, España en 1969 (Los bienaventurados), Premio Casa de las Américas en 1970 (Viva el ejército), Premio Ciudad de Murcia en 1971 (Viaje a la claridad). Al menos, murió rodeado de sus seres queridos además de unas 300 mujeres y personajes que nutrieron su imaginación y que lo sostuvieron en ese tránsito doloroso hacia la muerte. Un escritor que indagó desde lo más profundo de su ser por el sentido de la vida dándole al mismo hombre, el centro y el lugar de la creación misma.

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