RESEÑA/ Una danza para la música del tiempo de Anthony Powell

PRIMAVERA Anthony Powell, traducción de Javier Calzada Barcelona: Anagrama, 606 pp Por: Nelly Rocío M. Periodista, crítica de literatura, música. Tema: “Primavera”, constituye un extenso fresco literario de la vida inglesa entre los años 1914 y 1971.
 


El hecho de relacionar en una novela a casi cuatrocientos personajes es de por sí, una proeza narrativa y algo digno de un fresco de Poussin, cuyo barroquismo dentro del mejor estilo neoclásico fue fuente de inspiración para los académicos del siglo xx. 

Hoy en día, este barroquismo sólo podría ser captado con la tecnología del "drone", cuya visión panorámica nos permitiría una cartografía humana, mas sin embargo, no podría capturar el paso del tiempo que es el asunto de esta novela. Pues finalmente se trata de personajes de carne y hueso, con una trayectoria, unas relaciones familiares y unas condiciones de clase y sociales concretas. Pues en el arte de la cartografía humana, Anthony Powell se muestra como un escritor excepcional y una de las cumbres de la literatura inglesa del siglo XX. 

El título del volumen me hizo evocar la novela de Alejo Carpentier: Consagración de la Primavera, reminiscencia de la obra de Stranvisky, obra en la que el autor indaga por algunos de los más destacados acontecimientos sociales y políticos del siglo nuevo siglo, entreverando magistralmente el lenguaje de la música, la danza y la literatura.

Pero en la novela de Powell, sólo se ve pasar el tiempo y aunque los personajes tienen unos perfiles claros como en los frescos del pintor italiano, no presentan dramas interiores que tengan que superar o trampas donde quedan atrapados, o programas sociales que hay que emprender para salir de la dictadura o el atraso.   
  
Ahora pensando en el "drone" pienso que el narrador -el escritor Jenkins- se toma la distancia necesaria para poder ver la panorámica existencial de sus personajes, historia que que van para reencontrarse o simplemente para servir apoyo o complemento de la narración. 

Tampoco hay interés en narrar los acontecimientos políticos en los que el Reino Unido (Inglaterra, Escocia, Gales y toda Irlanda) tuvo una importancia o un peso determinante al pelear contra el Imperio Germánico, el Imperio Autrohúngaro o el Imperio Otomano y el reino de Bulgaria. 

Se trata de una sincronización que obedece al ciclo de las estaciones en sentido  metafórico: consta de doce novelas agrupados en cuatro volúmenes, de los cuales éste, primero, corresponde a la primavera de los personajes cuando florecen en su vida estudiantil y tienen que emprender su propia trayectoria. Pero en cada volumen, aparecerán tres novelas con una temática definida.


Así encontramos: 1- un problema de formación; 2- Un mercado de compradores y, 3- El mundo de la aceptación, lo cual no habla de una novela de formación o bildungsroman, también llamada de educación (Bajtín, 2003) más centrada en el proceso educativo de los personajes. 

Así empieza con la trayectoria vital de unos muchachos ingleses en una prestigiosa escuela (colleges), donde suceden cosas que suceden a todo escolar.  Parece que Inglaterra vive un momento en el que procura estabilizarse en sus valores y sus aspiraciones de clase. Así se presenta el ambiente escolar, la disciplina, los momentos de ocio, los enamoramientos, las cargas y obligaciones que tiene cada uno por el peso de los apellidos, los diferentes caracteres y demás circunstancias. 

Los hechos suceden en diferentes épocas estrechamente relacionadas con el mundo aristocrático: magnates, políticos, militares, una clase burguesa en ascenso y una clase rezagada de bohemios y donde cada cual ostenta un punto de vista.  Predominan aquella clase de personas que pretenden mantener sus privilegios y transmitir a las nuevas generaciones sus propias costumbres uniformizadas por medio de la educación.  

Cada personaje representa una visión del mundo correspondiente a su ideología y clase.  El devenir del tiempo se refiere a esa particular cualidad de los ingleses de discurrir sobre diversos temas con un humor fino y un sentido de la ironía.

Así se retrata el proceso de cada cual y el curso que tomarán sus vidas después de la graduación. El protagonista y narrador -Nicholas  Jenkis, aparece durante sus últimos cursos y comparte su habitación con sus compañeros Stringam, Templer, Widmerpool, viviendo en una pensión bajo la tutoría de un prefecto, rígido y sumamente correcto de quien toma distancia al contraastar sus propias ambiciones literarias. 

Después emprenderá uno de sus viajes por Europa y una vez instalado en París establecerá nuevas relaciones que le darán experiencias  interesantes. A la postre se reencuentra con algunos de sus compañeros de pensión como Stringam, hecho todo un aristócrata, o Templer, hijo de un nuevo rico que por lo tanto, ha ascendido en su nivel de vida. También conocerá a una caprichosa rubia de nombre Jean, hermana de Templer de la que Jekins se enamora.  

También aparecerán otros nombres entre charlas y encuentros.  Así el narrador nos cuenta anécdotas de personajes ya conocidos como el señor Deacon, pintor y amigo de la infancia que le hará tomar conciencia del paso del tiempo.  

A medida que pasan los años  cada personaje se va situando a su manera en el mundo de los “adultos”; es decir, se sitúan en el mundo social, en el mundo de los negocios o el poder, algunos con mayor éxito que otros. 

Cada cual asumirá su proceso con diferentes grados de aceptación o madurez y las expectativas individuales van tomando forma real de acuerdo a las circunstancias sociales en las que tienen que superar. Todo lo cual deja un sabor amargo o no, una sensación de seguridad en el futuro, según sea el punto de vista en el que se identifique el lector. 

Así con esta intrincada serie de encuentros y desencuentros, se van conociendo los personajes que no son necesariamente amigos íntimos, sino apenas conocidos en la mayoría de los casos. Así se da el paso irreversible del tiempo, los años se suceden con rapidez y los eventos apenas los rozan, pues las circunstancias que les toca presenciar son un telón de fondo común -el tiempo- pero a nivel de la trama casi no ocurre nada. Los hechos no se cuentan, sino que suceden discretamente y los personajes son marionetas en un segundo plano. 

El secreto y la belleza de esta silenciosa trama está en la fabulosa pasión de los personajes por el cotilleo, o el chisme, no siendo protagonistas de nada, sino creadores perennes de comentarios, lo cual puede aburrir a alguien que espera grandes diálogos o caracteres expuestos en una narración.  Los dramas interiores 
apenas se enuncian al igual que los dilemas de conciencia.

Nuestro narrador -el escritor Jenkins- se presenta como uno de los más ecuánimes y recatados de la historia de la novela pues apenas nos muestra a los personajes sin contar su historia como tal, representando la vida de su época, como un gran fresco o como un paneo sobre el aire desde diferentes distancias.  Desde arriba se escucha un incesante rumor de conversaciones de salón, y eventos casuales.

No es casual que los críticos reememoren "En busca del tiempo perdido" de Proust como un intertexto válido.  En la novela tampoco pasa nada y hay muchas descripciones que congelan la acción. Esta lentitud narrativa y algunos aspectos de evocación,
 (flash back) nos recuerdan que la danza es algo que se repite una y otra vez, aunque exteriormente se cumpla la fatal trayectoria lineal de sus personajes, el paso del tiempo, en las que van ganando en lucidez y madurez. 


Quizás, uno de los personajes que mejor representa la índole de este proceso durante todo el ciclo, sea Widmerpool, el arribista profesional, y una de esas personas torpes, ambiciosas y poco atractivas personas que terminan siendo el hazme reír de todos los compañeros de juventud, por quien no se ganaba una apuesta a los  veinte años, pro que sorprende a todos al verlo convertido en todo un director general a los cuarenta. 

No debe ser fácil hacer coincidir en diferentes puntos del tiempo y las circunstancias a tantos personajes; sólo un maestro de la narración puede hacerlo.  Así Powell logra la representación de fragmentos de la vida social de principios de siglo. Así conocemos más que a varios personajes con unos puntos de vista, a la sociedad misma donde viven dentro de una época  y unas circunstancias por todos conocidas con el hilo conductor del observador.  Extensa lectura que nos aporta el conocimiento de una visión muy aérea de la vida social. 

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